hace ya 29 años, nació un día como hoy, mi hermana mayor, la "Patita Carolina"
Fue la primera hija del primer matrimonio de mi madre, y su mayor ilusión. Las circunstancias de su venida se confabularon poco favorables desde su inicio. El que fue su padre se encontraba a varios paises de distancia. Erna, mi mamita adorada, tenía más o menos la edad que yo tengo ahora, y había tenido recién a su primera hijita, hace algunas horas, en casi completa soledad.
Al nacer, mi hermanita no lloró. Tampoco lo hizo como respuesta a los esfuerzos de los doctores.
Pero si respiró, y vivió, aunque más que vida lo suyo fue un respiro de sobrevivencia.
" Su hija tiene muy pocas probabilidades de vivir" le dijeron los doctores a mi querida mamita, incluso antes de haberle mostrado a la pequeñita.
Mielomelingocele fue el diagnóstico (es una mal formación congénita a la columna, algo así como que no alcanza a terminar de formarse, la patita tenía la espaldita medio abierta...)
El desconsuelo de mi mamá fue tan grande, que se enojo con Dios, con el mundo, con la vida, y se dedicó por completo a cuidar a mi pequeña hermanita, para aprovechar de estar con ella el corto tiempo que iba a estar en este mundo.
La patita nunca pudo tomar leche materna, no tenía fuerzas para succionar, no lloraba, no se reía, era casi como un angelito en vida.
alcanzó a vivir 28 días, luego de lo cuál mi amada Ernita renegó de la vida misma, y aún hoy, 29 años después de eso, sigue reviviendo con mucho dolor el luto de la pérdida de su primera hijita.
Si la patita hubiera vivido, las teorías de los doctores apuntan a que lo más probable es que nunca hubiera podido caminar, ni moverse, ni siquiera realizar las más mínimas acciones de independencia, pero como dice mi mamá, los padres prefieren a los hijos vivos, como sea, antes que enfrentarse al dolor de la muerte. En la escala jerárquica del dolor por la muerte de algún ser querido, el más fuerte de todos es la pérdida de un hijo, más que el de pareja, más que el que se siente cuando fallecen los padres.
cuando nací yo, hace 24 años atrás, vine a suplir un vació tan grande, que para pascua y año nuevo, me decían "aca tienes dos regalos, uno por ti y otro por tu hermanita", te voy a dar dos abrazos "uno por ti y otro por tu hermanita" lo cual, sumado al "géminis" que me rige, me trajo más de un problema de personalidad...
En resumidas cuentas, más que identidad propia, vine a ser una especie de "reencarnación", sobre todo porque mi mamá, con todo lo que le costó asumir la muerte de mi hermanita, no quizo visitar su tumba por muchos años (recién hace dos años viajamos a coquimbo y la visitamos) y ahi fue la primera vez que pude enfrentarme a mi hermana, que más que una presencia era una especie de "idea".
Limpié con mucho cuidado la lápida, y quizás por el paso de los años, quizás señal divina, esta se corrió, más bien casi se cayó encima mio... y como el nicho está muy arriba, me cayó encima un florerito que estaba allí desde que la sepultaron, y bueno, lo guardo hasta el día de hoy conmigo, digo yo, si mi hermanita así lo quizo, entonces yo lo guardo.
Hoy por esta razón y algunos otros motivos, es un día de mucha tristeza y de profunda reflexión, porque sin saberlo ella, a mi me hizo y me hace falta profundamente, día a día, así como mis hermanos se tienen a ellos, yo también la necesité y la necesito mucho, porque así como mi madre yo también quedé con un pedacito de corazón menos, aún sin haberlo sabido, nací y ya me hacía falta mi Patita Carolina.
Por eso un homenaje a mi amada hermanita mayor, aún sin haberla conocido, la llevo conmigo, presente, la he sentido crecer conmigo, aconsejarme, y guiarme. Y ahora que he pasado más tiempo en soledad que nunca, es cuando más la he sentido presente.
La foto que dejo es mía, de algunos meses de edad, con mi mamita.
como pueden ver, desde pequeña fui muy "llena de vida", rozagante y con mucha seriedad.