al que madruga....
Tengo por costumbre despertar muy temprano, antes de las 6:00 a.m.
Al principio, me parecia una tortura espantosa, pero con el correr del tiempo y la fuerza de la costumbre, se me hace especialemente necesario.
Me gusta ver como todo se va despertando... me gusta emprezar el día desde sus inicios... me gusta despertar muerta de sueño y darme una ducha tibia... e ir despertando de a poquito. vestirme apurada, y salir corriendo...
Disfruto los 15 minutos que me demoro en llegar a la parada y tomar el bus, siempre con el pelo estilando y la cara paliducha, en compañia de mi discman, y el disco que mi ánimo considere más apropiado. Este camino ha sido mi compañero por 16 años, y nunca ha dejado de maravillarme cada ciruelo, acacio, en fin... su todo.
En el bus, una buena sesión de maquillaje, y lista para empezar lo que de seguro no será un día fácil.
Me gusta este horario pues es un tiempo que me dedico por completo, es un horario en que tengo la suficiente claridad como para pensar en nada... para mirar por la ventana y ver las caras de la gente... me gusta mirar hasta incomodar a la persona... hasta que se sienta observada y esconda la mirada.
a las 7:45 a.m la primera tazá de café.
1 Mis invitados:
Que curioso Pau. Me pasa lo contrario.
Soy muy buena para la pestaña. Me cuesta acostarme temprano, y por ende, levantarme temprano. El solo hecho de pensar en levantarme a las 6 de la mañana casi casi me angustia. Al menos para mi es terrible; es similar a lo que podría significar una tortura..
pero...
Es rico cuando la rutina se transforma en ritual. Cuando ese acto en apariencia mecánica termina dándole sentido al motor de aquí dentro. Se siente agradable, ¿no?
Un saludo, muchos saludos. Tu texto me antojó al cafecito de mediatarde ;)
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